Competencias Conversacionales

Conversar es una de las competencias que desarrolla más el “trabajador no manual”,  aquél quien realiza actividades no repetitivas y que comúnmente son tareas administrativas en diferentes niveles. Esto abarca desde un puesto administrativo hasta el CEO o Director General de una organización de cualquier tipo.

Es frecuente creer que dominamos el arte de conversar, lo que está muy distante a lo que demanda hoy en día el ser humano, resultado del incremento de elementos en el mercado laboral de la “Generación Z”, formada por quienes desde temprana edad comenzaron a utilizar internet y las redes sociales. Ellos se sienten cómodos haciendo diversas tareas profesionales y personales a la vez. Mientras que algunas compañías pretenden “robotizar” varios procesos que hasta hoy las personas realizan, como reclutamiento y selección de personas por redes, a través de robots con avanzadas tecnologías de inteligencia artificial.

Esta generación tiene reputación de ser menos enfocada, más individualista y con mayores expectativas que las generaciones anteriores; menos materialista y escéptica a los mensajes corporativos. Pondrán presión en sus empresas para trabajar bajo el esquema de colaboración, flexibilizar condiciones laborales, reducir importancia de jerarquías y alinear los intereses económicos con objetivos sociales (Forbes, 2017).

Por ello, es importante desarrollar competencias conversacionales en todos aquellos que tienen el privilegio de liderar a uno o varios grupos de colaboradores. Que permitan enfocar la mirada en su equipo de colaboradores y en las personas que están incorporándose al trabajo.

Las competencias conversacionales las damos por dominadas, ya que para el ser humano es natural escuchar, observar e indagar, además de que todos contamos con emociones, cuerpo y lenguaje. Es simple: todos contamos con esto, entonces ya tenemos la capacidad.

El entrenar y trabajar sobre estas distinciones inherentes al ser humano pero desde la perspectiva de un “observador” consciente de qué hace y por qué lo hace, de qué dice y por qué lo dice, de qué observa y por qué lo observa, de qué siente y por qué lo siente (de esto y otras cosas más que abarca todo aquello que constituye a la persona) permite conectar con los otros y su entorno, con un poder de transformación personal y de aquellos que lo rodean.

Ahí es donde las competencias conversacionales surgen como generador de cambios dramáticos en todo aquél que quiera adentrarse en el diseño de su persona, para luego ser facilitador de otros que se atrevan. Como el de los Dioses Mitológicos, capaces de crear seres maravillosos autores de grandes hazañas, ese es el poder que habita en cada uno de nosotros.